II Ceguera

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Mis días siempre me basaban en mis negocios, deudas que saldar o deudores muy testarudos, algunas cosas las resolvía yo y otras que no me parecían irrelevantes lo hacía migari u otro socio de confianza.
A mi al rededor estaba una habitación llena de droga, y bueno, mi oficina también. Era lujosa y lo sabía, desde mi escritorio manejaba todos los negocios que debía hacer, siempre fui muy organizada así que no se me pasaba ni uno, solo mis socios de confianza podían atreverse a tocar la puerta y tener la dicha de pasar, no era una persona muy sociable y tampoco amable, mis sirvientas me tenían tanto miedo que preferían nunca verme a los ojos, según un rumor, estos las podían quemar vivas..

Hoy lamentablemente debía ir a un club, no entendía por qué era algo que frecuentaban tanto los humanos, lo único que podías encontrar era droga, putas, peleas y sudor, no era nada placentero para mi. Antes de poder seguir fundada en mis pensamientos escucho como tocan la puerta, por intuición sabia que era migari

M- Señora lamentó molestarla pero debemos ir al club elíptico, se que no es de su agrado pero serán un par de horas y volveremos

-Recuérdame por qué tengo que ir.

M-Debes conocer a un nuevo socio, ha llegado hace muy pocos días pero ha tomado poder de los Burtolini

La mafia burtolini era reconocida por sus tan grandes negocios, y estafas, se dedicaban a vender droga pero sus más grandes ganancias venían de la acumulación de deudas que juntaban sus compradores, y si ésta no era pagada, te explicitaban cada paso de como morirías, obvio, con total sufrimiento. Burtolini y yo nunca fuimos más que "socios" aunque no sabía si esa era la palabra correcta, el sabía que no debía meterse conmigo y yo sabía que era mejor mantenerlo lejos, y no por mi, si no por la gente que me acompañaba.

-Y eso? Pensaba que al gordo burtolini nadie lo sacaba de su poder

M- Se dice que es su hijo, predilecto y favorito, así que quiere presentarlo ante sus socios ya que en poco tiempo tendrá el poder absoluto de su mafia

-No me sorprendería que tenga aires de grandeza, le mencionaste los requisitos para poder hablarme?

M-Confio en que burtolini se lo hará saber

-Esperemos que si, si no pobre de él.
Una sonrisa maliciosa se desprendió de mí antes de que migari se retirara, aunque odiaba ese club me gustaba conocer a nuevos contrincantes, le daban emoción a la vida aburrida que manejaba. Siempre que iba a un club optaba por una ropa provocativa pero adecuada, sabía que los hombres me mirarían pero al saber quien soy lo único que tendrían sería miedo, y disfrutaba eso. Por otro lado, las putas me odiaban pero nunca se atrevieron a decir ni a, pero en sus ojos solo podía ver envidia y enojo, pero también, respeto.

Salí disparada de mi mansión sabiendo que mis agentes se encontraban tras de mi, el auto ya estaba listo y esta vez, no manejaba yo.
Me encontraban en el asiento trasero con mi guardaespaldas Tyler adelante, él era mucho más grande que yo, o bueno, en aspecto, siempre había sido amable conmigo y aunque solo recibiera respuestas tajeantes de mi parte sabía que me veía con cariño, hasta paterno diría yo.

T- Como ha estado señora?

-Demasiado bien, estoy esperando que lleguen los problemas que resolver

T- Quizás es tiempo de empezar la buena racha uno nunca sabe

-Apoyaría tu idea si no me diera sueño

T- Cuídese señora, hay mucha gente que la odia

Le dirigí una mirada de aceptación y proseguí a bajarme de la camioneta, habíamos llegado al tal famoso club, y las miradas no pasaban desapercibidas. Al entrar las miradas se dirigen totalmente y exclusivamente hacia a mi, muchos agachaban la cabeza en signo de respeto y otros una sonrisa, los segundos creían tener un poder igualado al mío pero sin perder el temor hacia a mi.
Veo como un asistente del club se dirige hacia a mi con rapidez

-Oh señora un gusto verla, burtolini no tarda en llegar pero le reservamos una mesa espacial para usted, tendrá toda la vista del club

lo único que recibe de mi parte es una mirada fría, eso significaba que lo aceptaba. Me dirigí a mi asiento mientras observaba las peleas a sangre fría que se realizaban, ese era el plato principal del club, más las camareras con escasas prendas de ropa sirviéndote tragos, muchas me miraban con envidia pero otras con deseo y eso me gustaba. A lo lejos veo cómo se acerca una morena con ojos grises, casi sin nada de ropa pero billetes atados en su brasier

-Buenas noches. Que gustan tomar?

Solo me miraba a mi y lo hacía con detalle, sabía que buscaba provocarme y no de una forma negativa, mi mirada la recorrió de pies a cabeza y pude sentir el escalofrío que le produjo, pronto sus ojos se encontraban más oscuros y su cercanía era más próxima

-Quiero un trago suave, pero que tenga ron, mis compañeros te dirán lo suyo

Cuando se iba aproximar hacia ellos en vez de rondar la mesa acercó sus piernas hacia a mi y se sentó sobre ellas, mientras la observaba se removía en ellas e intentaba tocarme. En otros tiempos lo hubiese aceptado si no fuera por su falta de respeto al osar ser mi puta, eso era una afirmación a que ella era mía al menos esa noche, y por el momento, no lo necesitaba

-Tienes 2 segundos para pararte e irte de este lugar si no quieres terminar en un callejon hecha cenizas

Pude ver el miedo en su mirada y rápidamente se paró y huyó a donde sabe quien, mejor no cruzármela de nuevo, o al menos no aqui, era de mis gustos así que quizás rondaría por mi mansión

M- Han llegado los bartolini y se dirigen hacia acá

Antes de que pueda replicar tenia a aleski bartolini adelante mio, atras de él se encontraba supongo que su hijo

A- Hola querida mucho tiempo sin verte, te presento a mi heredero

No puede ser

La hija de hades IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora