En carne viva
Aquel verano, cuando Inés era prácticamente una niña, todo cambió. Solo un instante, una sacudida, un impacto real y él. Brillante y cegador como el sol. Le llegó hasta el tuétano de los huesos.
Aquel verano, cuando Inés era prácticamente una niña, todo cambió. Solo un instante, una sacudida, un impacto real y él. Brillante y cegador como el sol. Le llegó hasta el tuétano de los huesos.