j_bykr
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Lo primero que Jaebeom vio en aquella chica fue la manera en la que bailaba, en medio de todas esas personas, su mirada se había fijado en la pelirroja que movía sus caderas suavemente al ritmo de la música. Realmente eso fue lo primero que lo atrajo.
Y si le preguntaran a Maddison lo primero que vio en Jaebeom, sin duda alguna respondería que sus ojos, pues eran pequeños y bonitos, le habían gustado mucho a primera vista.
Día tras día, comenzaron a conocerse un poco más. El pelinegro había quedado completamente enamorado de aquella personalidad fuerte y desafiante, pero a la vez tierna, de la pelirroja; Mientras que ella dentro de su pecho sentía su corazón latir más rápido a causa de la voz de Jaebeom, A causa de cada detalle de él, Mejor dicho, a causa de todo lo que ese chico significaba.
Si le preguntaran a Jaebeom que era lo que más le gustaba del rostro de Maddison, sin dudarlo, respondería que sus pecas.
Él podía quedarse por horas mirando las lindas pecas en el rostro de la pelirroja, contandolas y repartiendo besitos sobre cada una de ellas. Le parecían como bellas constelaciones de estrellas que hermosamente adornaban las facciones de la pelirroja.
Y definitivamente, Maddison sabía que a ella lo que más le gustaba del rostro de Jaebeom eran sus bellos lunares gemelos que estaban sobre la ceja izquierda de Jaebeom, eran tan lindos. Y ella solía creer en la antigua leyenda que aseguraba que los lunares son marcas de besos que te había dado tu alma gemela en la vida pasada.
Pecas y lunares, definitivamente los dos amaban aquello. Eran como un precioso sello personal entre ellos.
Pues, para Jaebeom las pecas de Maddison eran inconfundibles.
Y según Maddison, los lunares de Jaebeom eran tan unicos y preciosos que podría identificarlos incluso entre millones de lunares.