Au// William T. Spears era un no tan conocido biólogo marino, viajaba por todo el mundo en busca de algún espécimen único y del cual jamás se haya visto, sabía muy bien que si lograba llegar hasta lo más profundo del océano encontraría no uno, si no varios tesoros que lo llevarían a cumplir su meta, pero jamás imaginó con lo que se encontraría.

Una noche oscura, en medio del bosque se podían oír pisadas desenfrenadas al compás de una respiración agitada. Se escuchó una trampa cerrarse, luego un golpe sordo acompañado de sollozos, esa criatura, estaba muerta.