Sangre de luna (Primera parte)
Se yergue ante mí. Su voz, un susurro en la oscuridad, promete protección. ―Si yo te he encontrado ―advierte―, ellos también lo harán. Mi abuela me dio unas directrices claras: No abrir la puerta si ella no se encontraba en casa. No dejar entrar a nadie en casa. No pasar a su cuarto de curación. No hablar con ninguna...