norkacristina
Mi vida en Seúl había terminado.
Sin pensarlo ni un segundo más, cogí mi moto y aceleré hasta que la impotencia, el dolor y la tristeza se fueran desapareciendo en cada kilómetro que recorría. Y, a pesar de que mi cuerpo rebosaba de sed de venganza, era el momento de sentir una nueva brisa. Una brisa con olor a mar. Desde entonces, huir del pasado se ha convertido en mi nueva vida, porque a veces, no querer plantarle cara te hace pagar un precio muy alto, como tu libertad.
Sin embargo, no estaba en mis planes que conocería lo caótica que puede llegar a ser la adrenalina; por culpa de aquel chico que me hará despertar cada átomo de mi cuerpo.