Lo que usted ordene, mi luna.
Y aún así, cuando iba cayendo, alguien tomó mi mano. Me miro gentilmente y me amo; y yo le amé. ¿Qué estaba pensando cuando intentaba olvidar este amor? Entonces, le ordeno: -Bésame. Él solo sonrió y pudo decir: -Lo que usted ordene, mi luna. -