Cuando Clara descubre a su pareja con otra mujer en el sillón que hasta ayer compartían, su vida se derrumba en un segundo. Sin hogar, sin rumbo y con el corazón destrozado, lo único que le queda es huir con una valija en la mano y la dignidad hecha pedazos. Lo que no esperaba era encontrarse con él, su vecino enigmático, un hombre poderoso e influyente que llevaba tiempo advirtiéndole lo que estaba por suceder. Dueño del edificio y con un plan en mente, le ofrece algo impensado: vivir en su casa y fingir ser su novia durante el verano, justo cuando su madre regresa a pasar las vacaciones cerca. Entre la humillación del engaño y la tentación de aceptar un trato que lo cambia todo, Clara descubrirá que la aparente frialdad de ese hombre esconde secretos, y que el fingir puede convertirse en la mentira más peligrosa...

Él entró buscando whisky y terminó hipnotizado por una mujer que no se dejaba tocar. La vio bailar y no volvió a dormir tranquilo. Ella no cree en promesas, ni en hombres con los puños rotos. Ella baila para olvidar. Él pelea para no sentir. Pero esa noche... Algo cambio. Una mirada que quemó más que el cigarrillo. Una promesa en forma de reto.