¿Quién diría que en un mundo tan cruel e inmundo, tu peor enemigo sería tu consciencia? El sombrío silencio en las frías noches o el armonioso canto de los pájaros en el cálido resplandor del sol por las mañanas son todo lo que me queda, son todo lo que me dicen que aun estoy aquí. Viva. Por el contrario, mi mente me juega un mal papel, mi peor pesadilla se hizo realidad, estoy sola y no puedo escapar de las pesadillas, de lo que no puedo ver. Es una guerra para la que no estoy preparada, luchar conmigo misma, una lucha que se hace eterna, eterna por permanecer a salvo de mi propia consciencia. No sé cómo acabé así, pero debo despertar. Antes del triste momento en el que mi cordura de su último aliento. Prohibido copiar o reformar. Derechos reservados.