─¿Yo, andar con una tipa como tú? ─dice con indiferencia frente a media población estudiantil. ─No seas, ingenua. Lo que más me duele no es que me humille, sino el hecho de tratarme tan mal frente a todos ellos para sencillamente satisfacer su ego de Zeus. No estoy loca y él no puede negar el hecho de me había dado alas para pensar que teníamos algo pero, ahora que estamos frente a todos veo que la historia es diferente. ─Ni siquiera sé como te llamas y andas diciendo que salí contigo. ─se burla. ─Además, no eres mi tipo. ─Todos se ríen divertidos, de la escena. Siento que algo líquido se desliza sobre mis mejillas pero, no voy a darle el gusto de humillarme así frente a todos. ─¡No soy tu tipo porque no soy una plastiputa, como las que te gustan! ─le grito dolida y frustrada. Estoy lo suficientemente frustrada como para empezar a lanzar golpes descoordinados hacia sus pectorales. ─¡Te odio, te odio! ─no puedo evitar empezar a llorar por la impotencia. ─Te odio. ─lo golpeo tan rápido que empiezo a perder fuerza. Su rostro se torna de divertido a inexpresivo. ─Te odio. ─lanzo el último golpe y ya no reprimo mis ganas de llorar, porque esto duele... duele como el demonio enamorarse de alguien tan idiota. ─Yo también, te odio. ─dice sosteniéndome heladamente la mirada. Puedo escuchar los trozos de mi corazón cayéndose uno por uno al suelo y cuando creo que no puedo resistirlo más, tira de mí bruscamente uniendo nuestro cuerpo con desespero y cierta rabia. Lo que hace a continuación, me deja perpleja y provoca una ola de murmullos a nuestro alrededor.

La lista de Melissa Quinn fue hecha con el fin de llevar una relación perfecta, llena de sentimientos reales y mutuos. Melissa no es una chica común, para su edad y su entorno, ella se cataloga como la "friki del romance" gracias a sus cientos de horas viendo todo tipo de series y películas de dicho género, además de leer docenas de libros del mismo contenido. Sin embargo, es gracias a todo eso que ella creó su lista especial para el amor, aprovechando sus conocimientos del tema a pesar de no haberlos experimentado. Aunque el destino le era incierto, ella jamás creyó necesitar su lista de reglas para el amor. Y lo que es menos. Melissa jamás pensó que fueran útiles para su mejor amigo, el chico más mujeriego que conoce. Pero nadie nunca puede escapar del sentimiento más letal: enamorarse. Ambos compartirán la lista, pero... ¿por quién sentirán algo estos mejores amigos? Esta es una historia llena de humor, romance y sentimientos confusos que al final te hará querer tener una lista también. Pero no una cualquiera. Sino la que tiene 10 diez reglas para enamorarse.