~Sinopsis~ ¡Wow! Nunca había visto algo parecido, algo tan hermoso y algo que me llegara tanto al corazón.. Eran unos ojos bellísimos, en realidad no encuentro palabras para describir su belleza… eran color...miel quizá? un miel...café clarísimo, profundo… se posaban sobre los míos, completamente diferentes a ellos, los míos son azules, como si estuvieran en un eterno cielo, no comparado con el paraíso que estaba viendo, esta mirada a cambio reflejaba una luz incomparable, se acercaban lentamente, cada vez más y más… hasta tenerlos a sólo unos milímetros de mí, nuestras miradas se habían cruzado desde el primer momento y desde entonces no se separaron… tantas cosas trataban de decirme, pero sin una sola palabra, no las necesitábamos… mi corazón latía fuerte, mi respiración se agitaba, la distancia era mínima… ya no sabía qué hacer, qué pensar, era imposible manejar mi cuerpo, mis movimientos quedaron completamente a merced de esos ojos … estábamos tan juntos que podía escuchar la respiración también agitada del dueño de esos ojos, el latido acelerado de su corazón… esos labios… ¿por fin dirían alguna palabra? Todo parecía que así sería… escucho algo en un tono de voz muy bajo… ¿qué está diciendo?... “_______(tn)...” -Me lo repites?– (decía yo…) “______(tn)… cariño… anda, levántate…” -¿Eh? No entiendo… “Anda..., tenemos muchas cosas que hacer…” -¿Osea como? – (Dije levantando mi cabeza de la almohada). ****: Que te levantes, hija, tenemos poco tiempo… - ¿Mamá? ¿Dónde se fue? – (Pregunté, aún dormida). TM: ¿Dónde se fue quién _______(tn)? Tuviste un sueño seguro. - ¿Un sueño? – (Me negaba a creerlo, me agarraba la cabeza y miraba a mi alrededor). Tm: Sí, ______(ta), un sueño, anda levántate. - Ya voy mamá. – (Le contesté mientras me sentaba en la cama y me fregaba los ojos). ¡No puedo creer que haya sido un sueño!

—Treinta , solo dame treinta días y lo conseguiré —dijo Harry con la sonrisa llena de triunfo. Rodé los ojos y me puse de pie , sacudiendo mis jeans, él también se puso de pie. —De todas maneras no lo conseguirás en treinta días .. Tampoco en cien o en quinientos simplemente nunca pasará —dije yo. Subí hasta el tercer escalón cuando su grito me detuvo. —¡Lena! , ¡Espera!— gritó . Me giré y lo miré atenta—¿Quieres hacer una apuesta de eso?—preguntó con la sonrisa picara y extremadamente sexy que lo caracterizaba.