SelOlirco
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La nueva temporada casamentera estaba a punto de dar inicio, estremeciendo a la alta sociedad ya para el placer de unos y el tedio repetitivo acontecimiento de todos los años para otros, que deseaban desaparecer de los ojos fisgones y dedicados de las madres de futuras debutantes...
Regalando la oportunidad a nuevas damas,
con sentimientos posiblemente similares a navegar por tierras desconocidas, a alimentar la necesidad de encontrar maridos, evitando así, el nombramiento condenatorio de solteronas.
Algo, que sin duda, Penélope Featherington, en su tercera temporada sentía en sus propias carnes.
No le desagradaba el matrimonio, pero nunca se lo habían pedido.
Ya puestos a que era nuestra fea del baile, escondiéndose en esos enormes faroles que llevaba de vestidos, obligada por su madre.
Penélope había cambiado, a pesar de no haber cumplido aún los 19 años (Cumpliendo el 8 de abril); no iba a permitir a su madre que la siguiera vistiendo como un florero, y tampoco iba a permitir otras....cosas.
Ya había pasado casi un año desde aquello, un recuerdo un tanto amargo para Penélope:
El señorito Colin Bridgerton declaró abiertamente a un par de caballeros (de dudosa moral) que ¡Jamás cortejaría a Penélope Featherington! y no solo eso.
Si no que añadió " Ni en sus más locas fantasías, Fife"
Colin no supo que Penélope estaba ahí, escuchando, pero lo hizo y su corazón también, haciéndose añicos envueltos en un mar intrínseco ante el rechazo inminente de Colin, después de haber perdido la valiosa amistad compartida con la hermana de este, Eloise Bridgerton.
Por culpa del secreto que se ocultaba en nuestra pequeña flor.
Volviendo al presente, un nuevo acontecimiento antes de la nueva temporada, tan y a la vez poco deseada, iba a dejar a los reticentes un poquito menos... reticentes.
Gracias a nuestra reina Carlota, preparada para dar una sorpresa bastante inmediata.
Si quieren saber, estén atentos.