Leviatán
Jiang Cheng le vio allí, tan etéreo y perfecto en medio de las flores divinas. Él no lo sabía, pero Zewu-Jun se convertiría en su luz. Si tan sólo no le hubiesen partido en dos, todo podría haber sido diferente. Lan Xichen quemaba sus ojos, pero Lan Huan le reconfortaba con su tenue brillo, cómo la luna a las estrella...