Se dice que la noche de Halloween es el único día del año en el que la llama que divide la vida y la muerte se apaga. Los espíritus aprovechan la oportunidad para visitar a sus seres queridos, o para hacer travesuras entre aquellos que no creen en los fantasmas. Un grupo de amigos decide emprender un viaje la mañana previa al Día de Todos los Santos, en contra de las advertencias de una leyenda que inquieta a los habitantes del pueblo, y es que las incontables muertes que transcurren para esas fechas cada vez que alguien intenta salir, infundieron el terror en los pueblerinos a tal punto que terminó por ser una festividad que no se celebra. ¿Podrán ellos salvarse de lo inevitable, o se escribirán sus nombres en la placa que adorna la entrada del pueblo como rememoración a sus muertos?

Los hermanos Williams parecen ser el cliché de la sociedad. Guapos, altos, carismáticos, con un buen talento para el deporte, y una inaudita habilidad para flirtear. Es por eso que su padre pensó que tenían gran potencial, y de ahí surgieron varias ideas para intentar llevarlos a la cima, costase lo que costase. Riley Anderson fue obligada por su agente a firmar un contrato en contra de su voluntad que la ataría a los Williams por al menos seis meses. Ahí conoce a otras dos chicas, que al igual que ella, fueron llevadas por sus agentes a formar parte de aquel plan. Pero, ¿qué sucederá cuando el contrato termine? ¿Será el amor capaz de mantenerlos unidos incluso luego de los seis meses...? ¿...o será algo mucho más oscuro de lo que no podrán escapar?

Tras cumplir los diecisiete años, Bridget Blackwell ha tomado la precipitada decisión de transferirse a un instituto al otro lado del mundo en su último año. Ella pensó que eso la alejaría de todos sus antiguos conflictos en casa, pero ahora, tendrá que lidiar con algo en lo que no tenía mucha experiencia: enamorarse. A medida que el año escolar se pone en marcha, hace buenas amistades y conoce a no tan agradables personas, se abre a nuevas experiencias, comete algunos grandes errores, y descubre cosas sobre sí misma que no está segura de que le gusten. ¿Lo peor de todo? Quizás no se había alejado lo suficiente de sus viejos problemas.