soyminhee
El amor es como el café: puede ser dulce o amargo, suave o intenso, pero siempre deja huella.
Al principio, puede parecer demasiado fuerte, como ese primer sorbo que despierta todos los sentidos. Te estremece, te hace abrir los ojos, te acelera el corazón. Pero con el tiempo aprendes a saborearlo, a entender sus matices, a disfrutar incluso de su amargura.
Hay amores como un espresso: breves, intensos, inolvidables. Otros como un capuchino: cálidos, reconfortantes, con espuma de ternura por encima. Algunos son como el café frío: inesperados, refrescantes, distintos a lo habitual, pero igual de necesarios.
Y como el buen café, el amor requiere tiempo, paciencia y cuidado. Si lo dejas enfriar, pierde su magia; si lo tomas con prisa, no lo disfrutas del todo.
El amor, como el café, no es para todos igual. Algunos lo prefieren solo, otros con compañía. Pero para quien sabe apreciarlo, se convierte en una rutina imprescindible, una pausa que da sentido al día.