Un símbolo de la paz que comienza a derrumbarse. Una sociedad de súper poderes que se corrompe. Cuatro heraldos siniestros, que cabalgan sobre el apocalipsis. Una niña rechazada, enamorada de la sombra que la salvo. Un amigo que llevará a cabo su sueño. Un antiguo mal que resurge junto a su nuevo aprendiz. La academia de héroes más prestigiosa de todas. El hombre más fuerte del mundo. Un legendario maestro de artes marciales en busca de transmitir su legado. Y el peso de una profecía que recae sobre los hombros del último descendiente de la familia Hanma: Izuku.

(RWBY y Kengan Ashura no son de mi pertenencia, créditos a sus respectivos creadores.) Una línea alternativa debe ser creada, y un ser es el encargado de ello. Este ser no es un Dios, pero tampoco es superior a estos. Este rige algo similar a lo que sería un concepto como el tiempo o el espacio, solo que este tiene personalidad y humanidad en cierto modo. Y este es responsable de dividir universos en un sin fin de realidades probables. Esta es una de esas infinitas realidades...