Dos años desde la última vez que se vieron, la misteriosa muerte de Maeve cae como balde de agua fría, sus once amigos reciben una invitación anónima para reunirse en una antigua casa aislada que perteneció a su familia. Sin señal ni salida, descubren que todo ha sido preparado con precisión, incluida una mesa con doce lugares, uno de ellos con el nombre de Maeve. Esa noche, un mensaje los confronta: "Uno de ustedes la mató. Nadie saldrá hasta que se sepa la verdad." A partir de entonces, una serie de juegos y confesiones obligan al grupo a revelar secretos del pasado. Con cada confesión, uno desaparece, desatando la paranoia. ¿Quién mató a Maeve? ¿Está el asesino entre ellos... o hay alguien más jugando con sus vidas?

Emilia Matthews es una amante jugadora del fútbol, no piensa en otras cosas más que en entrenar y ganar sus partidos, en su vida no importa otra cosa que no esté relacionado con el deporte, hasta que interactúa más con Christine, el pasado regresa y deberá elegir si abrir sus puertas al amor o seguir entrenando. Christine Lambert no piensa en otras cosas más que en sus compromisos con su familia y la escuela, en su vida no existe otra cosa que no sea su trabajo de escuela, en un par de deslices aquella jugadora empieza a entrar más en su vida, su pasado la atormenta, y deberá tomar la decisión si ser valiente está vez, o dejarlo ir de nuevo. Ambas tienen cosas en común, su dedicación por lo que aman, y un pasado que no las deja avanzar, ¿se arriesgarán?, ¿lo intentarán? Al final del día, la vida y el amor son un juego y, deberán llevar... Un juego a la vez.