Beverly trabaja. Y trabaja duro. No se siente orgullosa de lo que hace, pero la necesidad no deja espacio para la moral. La suerte nunca ha tocado a su puerta... ni siquiera cuando más lo merecía. Solo bastó una noche para que todo cambiara. Un mensaje. Un cliente. Y de pronto, el mundo que conocía dejó de tener sentido. Liam Raynols no es un hombre común. Su mirada es una promesa. Su voz, un pacto que huele a peligro. No quiere solo una noche de sexo -quiere una mujer que se entregue por completo. Una amante. Una aliada. Una mujer que no solo le caliente la cama, sino que entienda el juego... y acepte las reglas sin hacer preguntas. La propuesta es irresistible: dinero, placer... una vida con lujos y secretos. Pero cada regalo tiene su precio. Y los deseos de Liam no son suaves ni simples. Son oscuros. Delicadamente perversos. Intensos. Dominantes. Adictivos. Beverly siente el vértigo. La atracción. La duda. ¿Está dispuesta a pertenecerle, a perderse en ese mundo de placer controlado y juegos sin censura? ¿Podrá resistirse a él... o terminará rendida ante sus exigencias? Porque con Liam, el deseo no es un juego. Es un contrato. Y romperlo... puede tener consecuencias.