Infiltrarse era su lugar seguro. Era la mejor en ello. La teniente Laila Lincorp se había especializado en las miles de máscaras, en la actuación como mujer y espía de la FEMF, pero ¿qué sucede cuando en una misión conoce al hombre de sus pesadillas, al que pone a temblar los muros construidos en su corazón? Lo que comienza como un acceso carnal se vuelve más que un deseo, se convierte en un peligro inminente que la arrastrará al frío abismo de la perdición y al paraíso en el infierno al mismo tiempo. Alí Malhala tiene dos caras. Un experto en la manipulación, el mejor francotirador de su especie, y un mago del engaño se sume entre los mundos de la mafia reclamando un poder que le pertenece. Pronto descubrirá que la inocente castaña no es tan inocente como parece y retorcerá todas sus ambiciones. Bienvenido a Bratva.

Los recuerdos siempre están ahí, plasmados en la memoria de ambos. Christopher ahoga las penas en las botellas de whisky, ahoga el recuerdo de esos ojos ambarinos que lo mantuvieron cautivo y lo salvaron al mismo tiempo. Uda sigue desaparecida, solo hay una pista: el Mortal Cage. Después de ocho años, un misterio los unirá nuevamente. Él se ha ensombrecido por el odio y la amargura de la soledad. Ella ya no es un cordero que intentará alejarse y no herir. Muerte y muerte se unen y con el mundo arrasaran.

Christopher Morgan es un fanatico de las peleas clandestinas, de las carreras ilegales y de todo lo antimoral. Con dieciocho años debe pensar en un futuro, no está dispuesto a renunciar a su apellido, pero tampoco a esclavizarse así mismo a su progenitor. Si quiere salir adelante como lo enseñó Regina Morgan, debe buscar sus propios medios, pues perder nunca ha sido parte de su vocabulario.

Hubo Lascivia, hubo Lujuria y ahora todo se define en medio de un ardiente deseo. El mundo está en llamas y Rachel James camina de la mano del que se alzó como ganador, pero el campo de batalla clama revancha, sangre y pelea en una guerra de todos contra donde se quiere una sola cosa y es a la teniente como trofeo. El final de una pelea y el inicio de otra sangrienta, prohibida y escandalosa.

El mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latente lujuria dispuesta acabar con lo que queda. Rachel James resurge enfrentándose a dos bestias que están dispuestas a todo por ella. Las cartas están en la mesa, un cargo está en juego y la teniente James debe prepararse para un nuevo duelo. Si te gusto Lascivia amaras Lujuria. *Advertencia: contenido adulto (+21) *Contiene escenas sexuales explícitas y lenguaje fuerte. ¡Lujuria está disponible en librerías! TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE CON EL CÓDIGO 1806097343155. PROHIBIDA SU COPIA PARCIAL O TOTAL. Copyright © Eva Muñoz, 2018.

Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas" Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No; complicado es convivir con la tentación hecha hombre.