Destino o Casualidad
La dulce ironía casi hace reír a Marinette. Y pensar que la pequeña parisina tuvo que abandonar la ciudad del amor y llegar a la ciudad del crimen para encontrar el verdadero amor. Damian por otro lado no sabía a quién culpar. Solo sabía que había caído ante el hechizo de ese par de ojos azules que no salían de su m...