Cerré la llamada y me di vuelta para caminar a la oficina, pero un pequeño bultito en el sofá del lobby llamo mi atención. Me acerque lentamente al ver un castaño cabello y una pequeña espalda. Al llegar al sofá noté que un chico dormía plácidamente con su pulgar en la boca dándole la espalda al ascensor. Para mi sorpresa el pequeño succionaba su pulgar de una forma en la que creo que debe dolerle. Me senté en un espacio reducido detrás de él y toque su hombro con delicadeza, algo dentro de mi dice que es tan frágil que el aire podría romperlo. Es la viva imagen de un bebé, su sudadera azul celeste lo hace ver aun mas diminuto y su cabello despeinado lo hace ver aun mas adorable. -Hey...-Susurré- Debes despertar amiguito.