Lo que Acosta, Costa y Canta
Acosta, mi siempre recitado, resulta ser el menester de ciertas enseñanzas que recreadas de la vida, lo han dejado impune. Sostenerse nada más en la ardiente inequidad de sus propios versos, ahora ejemplares, para el porvenir de sus promesas: dogma y fe, ya juradas. Sobrellevado hasta los tormentos menos aciagos, pero...