BARCELONA | Pedri González
Busco la pulsera con los dedos y acaricio la pequeña perla mientras me doy media vuelta de camino a casa. Sin quererlo siento esa punzada de decepción con cada paso que doy, aunque es culpa mía por perseguir pistas inexistentes que no llevan a ninguna parte. Pero entonces oigo una voz a mis espaldas "Vaya, parece que...