Ella, Dios mío.
Una historia extraña desde lo más profundo de mi depresión cuando tenía 16 años.
La odiaba. Odiaba la música fuerte que parecía gritarle que era una idiota. Odiaba el sabor de la marihuana en sus labios. Odiaba la amargura en su paladar cada que la cerveza bajaba por su garganta. Odiaba marearse entre el humo, el alcohol y las luces de neón. La odiaba a ella. Odiaba su vida, su cabello castaño, el...