Todo lo que no planeamos
noseolvidendesaturno
Isabela lo tiene todo. A sus veinticinco años ostenta un título universitario brillante, un trabajo prestigioso y un futuro perfectamente delineado junto al hombre que ama desde sus dieciocho.
Volver a su amada ciudad luego de estudiar en el extranjero solo refuerza lo que ya sabe; ha hecho las cosas bien.
El reencuentro con Vannia, su mejor amiga, le ofrece la certeza de que las amistades verdaderas trascienden el tiempo, la distancia y la edad. Nada ha cambiado, todo continúa exactamente en donde estaba antes de marcharse. Todo incluso Lía, la hermana menor de Vannia.
Lía es un torbellino que siempre la incomodó. Una estudiante de Artes con los pies en ninguna parte, con la lengua filosa y la marihuana entre los labios. Vive como si el mundo no le alcanzara y existe más de noche que de día. No tiene planes a futuro, constantemente dice lo que piensa sin filtros y atraviesa sus días como si estuviera atrapada en una eterna y rebelde adolescencia. Conforma el conjunto de cosas que Isabela rechaza, y su vida no tiene espacios para dudas, hasta que Lía comienza a ocupar todos esos pequeños espacios vacíos.
Para ella, Isabela es una persona demasiado metódica, no soporta ni entiende su obsesión por controlar todo y medir cada paso que da con precisión milimétrica. Siempre ha sido así, siempre pensó que la mejor amiga de su hermana es una mujer frustrada y atrapada en una vida que se esfuerza por romanizar. Lía jamás entendió de límites, hasta que comienza a imaginarse cómo sería cruzar los de Isabela.
Entre lo que es y lo que podría ser, ambas se convierten en el espejo más incómodo de la otra. Mientras Isabela duda en desmontar todo lo que construyó estos años, Lía vislumbra que tal vez quiere tener algo sólido por primera vez. En el roce constante entre dos mundos opuestos, empieza a nacer algo que estaba fuera de los planes. Y es que a veces, lo que parece una amenaza al orden es la única forma de encontrarle un sentido a la vida.