Alguien una vez me dijo que la vida es un escenario, que un escenario es un cielo lleno de estrellas, y que las estrellas somos nosotros. Pero ¿qué sentirías si tu estrella preferida empezara a apagarse y no pudieras hacer nada para salvarla? ¿Te quedarías a verla agonizar o te irías? Esa misma pregunta me la hice yo en cuando mi mejor amigo me dijo que tenía cáncer, y ésta es mi historia de cómo vi crecer a ese monstruo dentro de él.

Al perder su preciado oso de peluche y la poca atención que recibía de sus padres, Lucas decidió escapar de casa. No tuvo que andar mucho para llegar a un lugar con niños parecidos a él. El edificio es un lugar lúgubre y descuidado como el aspecto de los pequeños; pero eso no inquieta a Lucas tanto como las nítidas sombras que lo visitan de noche o la nueva realidad a la que se debe enfrentar. ¿Será muy tarde para intentar volver? ¿O es que acaso ha encontrado el hogar que necesitaba en los niños de las manos sucias?