El silencio de lady Melanie oculta un terrible secreto y Francis está dispuesto a todo para averiguarlo. Aunque esto implique casarse con ella. *** Francis, conde de Welltonshire ha tenido una vida difícil, pero al igual que Emmeline, su hermana menor, lo ha enfrentado todo con sabiduría y optimismo. El conde tiene debilidad por los desprotegidos, no puede quedarse con los brazos cruzados cuando ve que una persona con necesidad de ayuda incluso cuando esta lo niegue o lo rechace. Como lo hace ella. Melanie Hefferman está bajo la tutela del nuevo vizconde de Beckford, un buen amigo de Francis. Él sabe en cuanto la conoce que ella está en serios problemas, el misterio que la rodea es demasiado profundo y nadie parece querer ayudar a descubrirlo, pero Francis está decidido a quitarle esa máscara y hacerla hablar. No importa si tiene que soportar a su horrible dama de compañía, acompañarla a la modista y esperarla por horas, o incluso, casarse con ella.

En un mundo donde la incertidumbre es una sombra constante, el tormento de no saber qué sucederá después es una de las emociones más asfixiantes que una persona puede soportar. Te corroe, convirtiendo cada pensamiento en una pregunta sin respuesta, un sentimiento que nunca te abandona. Cuando el futuro de Emily parece un juego cruel, en manos de una despiadada casa de subastas y sus postores de élite, ella se tambalea al borde de un destino que no puede controlar. Después de meses de sufrimiento, es vendida a un hombre cuyas intenciones no están claras. Pero cuando Adam Blair entra en su vida, él no es el villano al que teme. En cambio, le ofrece algo que nunca pensó que fuera posible: una oportunidad de escapar del infierno en el que ha estado atrapada. El mundo de Adam está cuidadosamente controlado, sus emociones encerradas detrás de muros que ha construido para protegerse. En el momento en que ve a alguien ve lo que puede ser la clave para desentrañar al hombre frío y reservado en el que se ha convertido. Es una conexión que desafía sus pasados, sus miedos y sus nociones mismas de lo que sienten. Para Emily, la mansión de Adam no es solo un santuario, es una jaula donde debe enfrentar las heridas que está enterrada en lo más profundo, incluso cuando su corazón comienza a descongelarse bajo su cuidado inesperado. Para Adam, Emily es un misterio que no puede resolver, pero un rompecabezas del que no puede alejarse. Juntos, deben navegar por la oscuridad que los acecha a ambos y las dolorosas verdades que los unirán o los separarán. Su viaje no se trata solo de supervivencia. Se trata de sanar, de aprender a confiar de nuevo y, en última instancia, descubrir que el más inesperado de los comienzos puede conducir al más transformador de los finales.