Malena Cantera llega a Buenos Aires después de dos años fuera, ya se sentía lista para volver. Los recuerdos la invaden, cada calle, edificio y rincón tenían su historia, que formaban su pasado que la atormentaba día y noche desde su huida. El motivo de su llegada no era porque extrañaba a su familia como aquella creía, sino por algo mucho más profundo y oscuro, venganza. Necesitaba vengarse de cada persona que la había hecho sufrir, que la había transformado en lo que era en ese momento, una persona completamente rota. Malena tiene tres objetivos que cumplir antes que termine el año, esas personas tenían que sufrir, incluso hasta el doble que lo había hecho ella. Idear el plan no había sido nada difícil y ejecutarlo muchos menos, por lo que las probabilidades de que se cumpla, eran muchas. ¿La venganza será suficiente para dejar el dolor atrás? El amor. Era algo que Malena no estaba teniendo en cuenta

La desesperación en Azul Hernandez, empezó cuando la última de su grupo de amigas quedó embarazada. El impulso invadió su cuerpo, provocando que una noche llame a un desconocido y redacte un contrato donde se especifique que Elías Boniccato, después de ayudarla a conseguir lo que quería, tenía que desaparecer. Él no podía hacerse cargo y no tenía derecho en lo absoluto de ese hijo que ambos hicieron. El impulso trajo su oportunidad. Después de dos años la esperanza de volver a encontrarse se había esfumado por completo, pero el destino los cruzó dándoles a entender que no se juega con el. ¿Serán capaces de mantener su trato?

-¡No mires! -me gritó mamá. Rápidamente, ajuste las vendas para cubrir bien mis ojos, no quería problemas hoy. Todo quedo oscuro, como mi vida. La puerta se escuchó abrir y mi piel se erizó por completo, el miedo invadió mi cuerpo haciendo que respire con dificultad. El aire se volvió denso. Nada se escuchaba. -A la mesa -ordenó mamá, ninguna omitió sonido. Lentamente y con cuidado, para no chocarme nada, comencé a caminar hacia donde sabía que se encontraba la mesa. Eran años de práctica. La mayor incertidumbre se la llevaba el no saber nunca, donde te sentabas. Me extraño el no haberme chocado con alguna de mis hermanas, eso me dio una ligera idea en donde me encontraba. Esa idea, no hizo más que paralizarme. Sentí como el plato, que sabía que era de fideos, estaba frente a mí. El vapor y olor invadieron mi rostro. Respiré hondo. Tenía que calmarme un poco. Tragué en seco antes de hablar. -Vi...Vicky. -¿Qué pasa? -me preguntó casi en un susurró. Escuche un suspiro fuerte a mí lado. Victoria se sentía lejana, como si estuviera en frente mío. -¿Me...me pasas el queso? -sentí como sus pequeñas manos comenzaron a tantear la mesa. -No está acá. -¿Caro? -pregunté ilusionada. -No, Mica -mi aire se extinguió. -Mm..Mamá. -No me senté todavía -se escuchó incluso más lejana que mis hermanas. -Sé lo que estás haciendo -habló finalmente. Todo mi cuerpo se paralizó. Esa voz me estaba hablando. La voz ronca y fuerte, la dueña de mis pesadillas- ¿Te molesta estar sentada al lado mío? -Mme...pasas...el... -¿El queso? -Sí. -Lo estoy usando. Sabía muy bien que estaba mintiendo. No veía, pero no era tonta. -No te pases de lista. Que no puedas verme, no quiere decir que yo no lo haga -cada vez se hacía más difícil respirar- . Te conozco. Estaba segura que no lo hacía, ni un poco. ESTA HISTORIA SOLO CONSISTE DE SEIS PARTES.

Creo que primero debería presentarme para no ser maleducado así que, acá voy... ¡Hola! Soy Mateo Pacheco, pero nadie me dice así realmente... Los más allegados me dicen Pache y asumiendo que vas a leer mis pensamientos por un tiempo, podes llamarme de esa manera. Ahora sí, empezando con lo que importa quiero preguntarte... ¿Alguna vez sentiste que no encajabas en tu vida a pesar que podría considerarse perfecta? Porque desde afuera la mía lo era, es re loco pensar cómo la gente supone que sos feliz o estás conforme con una vida de plástico que detestas ¿No? Pero todo eso cambia, cuando finalmente podes tomar las riendas y hacer con ella lo que quieras, porque al fin y al cabo, te pertenece. Y no pude hacerlo solo, tampoco voy a mentirles. Tuve a alguien que me impulsó a redescubrirme y con tan solo chocarme con ella en un boliche lleno de gente, cambió mi vida para siempre. Con tan solo mirarla en esos ojos chocolate tan profundos que tiene, me dio vuelta el mundo. Bueno perdón, no quería ponerme tan cursi ¡Prometo que no lo soy! Bueno, tal vez un poco... Pero lo que importa acá es que podes empezar a conocerme y saber de qué y quién estoy hablando como... ¡Ya! Na, mentira, no voy a obligarte, pero hacelo...

No creo que lo primero que tenga que hacer sea presentarme, soy consciente que ya me conocen y si no... ¿Qué estás haciendo acá? Solo voy a decir que podes decirme Ludo, porque solo me llaman por mi nombre completo cuando están enojados y dudo que lo hagas. O bueno, eso espero..., en ese caso podes hacelo. No sé muy bien qué es lo que tengo que decir exactamente, pero voy a dejar una pregunta para que pienses si realmente tenes ganas de sufrir leyendo la parte de la historia que me compete... ¿Alguna vez sentiste que amabas tanto a una persona que querías pasarte la vida entera a su lado pero simplemente era imposible estar juntos? Bueno, porque es exactamente lo que me pasó. La vida estaba empecinada en no dejarme ser feliz como realmente quería. La intención no es sacarle mérito a mi familia y amigos porque ellos son mi motor de todos los días, pero se entiende a dónde quiero llegar con esto ¿No? Era obvio que no iba a tardar mucho en nombrar a Mateo Pacheco, alguien quien se encargó (y se encarga, para variar) de dar vuelta mi mundo con una mirada o un simple gesto cada vez que tiene la oportunidad ¡Juro que intento poner de mi parte para que no lo haga! Pero todo lo que me provoca es más fuerte que yo. ¡Ay, perdón! No quiero aburrir con mis dramas, aunque si te interesa, podes empezar a leer para entender mejor de lo que estoy hablando. Y si no, quedate con la intriga. No mentira, todo bien..., pero te recomiendo que lo hagas. ***SECUELA DE ENTRE VERSOS Y OTROS PREJUCIOS***