El pelo suspenso en llamas. Los extremos de mis dedos ligeramente congelados. Los ojos teñidos en un distintivo color violeta. La mente colapsada con un torbellino repleto de ideas. Todos y cada uno de estos elementos forman parte de mi ser cuando se sumerge en el descontrol. Un descontrol capaz de arrasar con todo lo que se encuentra por el camino, pero que me libera del tenebroso pasado que me carcome. He intentado controlarlo con todas mis fuerzas, pero por algún motivo no puedo evitar sentirme en paz al encontrarlo. Los sucesos de los últimos meses se atropellan desordenados en mi cabeza. Las injusticias. Las muertes. Los secretos. Pero todo queda en segundo plano cuando recuerdo el color de sus ojos. Esos preciosos ojos café, capaces de quitarme el sueño y despertar cada centímetro de mi cuerpo.

Una guerrera con el pelo en llamas, el corazón congelado y los ojos del diablo; será visitada por la muerte tres veces, antes de que despierte del sueño profundo, al planeta que ya no es. Engaños, catástrofe y cenizas la llevarán hasta el corazón, empuñado por el diablo, para ser salvada por el que produce insomnios. Grandes batallas contra la sangre, harán de ella la reina de todo lo que ya no es, hasta que las hojas de verano marchiten y todo cambie de color.