Sinopsis: Sofía siempre creyó que su vida era normal: una casa enorme donde siempre estaba sola (porque sus padres viajaban), un mejor amigo gracioso y descarado (Alan) que prácticamente vivía con ella, y un pueblo aburrido donde nunca pasaba nada. Hasta que un día, Alan -con su típica impulsividad- la convence de abrir **el único cuarto prohibido de la casa. Dentro, no encuentran monstruos... sino algo peor. - Fotos de una niña idéntica a ella, pero con otro nombre (*Alma*). - Cartas de alguien que juró protegerla de un peligro que nunca especificaron. - Un mapa que señala la casa abandonada del patio trasero... la misma que Sofía juró que siempre había estado vacía. Pero ya no lo está. Porque ahí vive Taylor Un chico de ojos grises que se vuelven plateados bajo la luna, manos marcadas por cicatrices que no quiere explicar, y un silencio que esconde más de lo que dice. *Nadie en el pueblo lo recuerda. Nadie parece notarlo... excepto Sofía.* Y ahora que lo ha visto, no puede ignorar las señales: - Taylor la mira como si la conociera **de toda la vida - Susurra cosas que solo alguien que la hubiera visto crecer sabría. - Y cada vez que ella se acerca a su casa, Alan se pone raro: hace bromas ácidas, inventa excusas para alejarla de él, y su sonrisa ya no llega a los ojos como antes. Porque Alan sabe algo. Y Taylor también. ¿Quién miente? ¿Quién protege a quién? Y lo más importante... ¿Por qué sofía es la única que recuerda que Taylor existe?

Mi vida se resume en cosas simples y sencillas. ✔Asistir a la Universidad. ✔Pasar tiempo con mi mejor amiga. ✔Estar con mi familia. No necesariamente en ese orden, pero si. Es muy fácil juzgar a las personas sin conocerlas, y es aún más fácil dejarse guiar por lo que dicen los demás. Lo sé. Muchas advertencias, anécdotas, comentarios... Todos negativos. Él era el objetivo de todas esas habladurías, y con su actitud tan fría y dominante lo hacía muy fácil de creer. Nathan Collins definitivamente era el sinónimo de peligro, algo que siempre he querido evitar. Pero claro, "Querer" no siempre es "Poder". Su mala fama lo persigue, y por azares del destino yo me ví envuelta en ella también. Hay accidentes que... sencillamente tienen repercusiones.