Hadaporcina
Ijekiel es un joven noble de una de las familias más influyentes del reino, pero la grandeza heredada no es suficiente para saciar su ambición desmedida. A pesar de nacer en la cúspide de la aristocracia, su sed de poder lo consume, empujándolo a buscar lo único que está fuera de su alcance: la autoridad absoluta del emperador Claude de Obelia.
Ijekiel comprende perfectamente la naturaleza del emperador: un hombre gélido, desprovisto de emociones, cuyo corazón petrificado solo late ante dos nombres: su hija Athanasia y el recuerdo de su amor perdido, Lady Diana. Esta revelación se convierte en la clave de su estrategia.
Con una determinación que roza la obsesión, Ijekiel orquesta un plan tan audaz como perturbador: transformarse en el espejo viviente de Lady Diana. Estudia cada detalle de la difunta dama -sus gestos, su voz, su forma de caminar, incluso la manera en que inclinaba la cabeza al sonreír- hasta convertirse en una imitación inquietantemente perfecta.
No hay límite que no esté dispuesto a cruzar. La dignidad, la identidad propia, incluso su propio género se vuelven sacrificios aceptables en el altar de su ambición. Para Ijekiel, el poder no es un deseo, es una necesidad vital, y si debe convertirse en el fantasma de una mujer muerta para atrapar la atención del emperador más poderoso del reino, lo hará sin vacilar.
Su plan es simple pero peligroso: infiltrarse en el corazón congelado de Claude a través del engaño, manipular sus recuerdos y nostalgia, y ascender desde las sombras hasta convertirse en indispensable. Porque Ijekiel sabe que quien controla el corazón del emperador, controla el imperio mismo.
Todo sea por el poder.