OCRAMPowii
Era el verano del 93. Uno de esos veranos que nunca se olvidan, la muerte rondaba por toda la ciudad y a cada vuelta de la esquina las personas corrían el riesgo de dar su último suspiro. El demonio silencioso le llamaban, incluso la leyenda urbana decía que alguien podía morir sin siquiera haber pestañeado pues según se rumoreaba todas las víctimas amanecían con los ojos completamente abiertos, aunque ciertamente era imposible que alguien no fuera consciente de su inminente muerte, sobre todo cuando antes había sido torturado..