Umihara-no-kuni es un mundo gobernado por doce dioses, cada quien a cargo de un dominio donde guían a la humanidad desde sus tronos como reyes eternos. Ellos mantienen el mundo en perfecto equilibrio. Subyugan a los monstruos, nutren la tierra y escuchan las plegarias de aquellos pocos merecedores. Pero la paz no es para todos. Incluso en un mundo bajo supervisión celestial la justicia es para los devotos y obedientes. En una corte divina no hay espacio para quienes ambicionan más de lo que se les ha entregado. Un ejemplo de ello son los demonios. Seres de oscuridad que se alimentan de energía negativa, causando caos y destrucción a donde sea que vayan. Solo la acción directa de los dioses les ha mantenido a raya por cientos de años, pero hay algo en ellos que ha cambiado, algo que casi todos los dioses ignoran y que podría causar más problemas de lo que nadie es capaz de imaginar. Hounoseki, dios regente del dominio de Ei, ha percibido este cambio, pero es incapaz de comprenderlo del todo, pues ¿qué es realmente una amenaza para un dios? Inmortales, poderosos, absolutos. Para ellos no existe un peligro real... ¿Cierto? Pero desde las altura es difícil ver lo que ocurre bajo la tierra, y las fuerzas del destino son absolutas e inevitables. *** Relatos de Umihara-no-kuni (II) ***

Cuando ella abrió los ojos y fue recibida en un mundo lleno de luz y color, estuvo a punto de morir. Ella era un espíritu de zorro, una criatura apenas consciente de sí misma con potencial aún sin explorar, y de no ser por la misericordia de un dios, su vida habría acabado antes de la puesta de sol. Aquel dios le acogió, le dio un hogar y una familia, y por diez años jamás pidió algo a cambio aún cuando ella deseaba corresponder su amabilidad. Pero el día llegaría en que le darían una misión, y ella estaba dispuesta a hacer lo que sea con tal de ganar la confianza de aquel a quien le debía tanto, incluso si le tomaba el resto de sus días. Relatos de Umihara-no-kuni (I)