"Soy la adoración de tus ojos"
Su adoración. Lo era, claro que lo era. Desde que ese pequeño lo escogió como su primer palabra él le entregó su vida, su cuerpo, su alma, pero en especial su corazón. No se arrepentía, realmente no lo hacía y nunca lo hará. Will Graham era suyo, suyo para cuidar, adorar, pero sobre todo para amar.