leonaryc
Nacer en una familia de prodigios debería ser un honor.
Pero para él, se convirtió en una herida.
En un hogar donde el talento es ley y la perfección es tradición, él creció aprendiendo a hacer silencio.
Mientras los demás brillaban, él descubrió cómo encogerse para no molestar, cómo bajar la mirada para no provocar, cómo respirar sin ser visto.
Entre risas que no lo incluían y comparaciones que lo reducían a nada, comprendió demasiado pronto que no todos los niños tienen un lugar en su propia casa.
Y aun así, cada mañana seguía ahí, intentando encajar en un mundo que lo había rechazado desde antes de poder hablar.
Esta es la historia de un niño rodeado de talentos ajenos.
Un niño que aprendió, a través del dolor, que incluso las sombras pueden contener una chispa.