Jungkath76
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El reloj marcaba las 3:17 a.m.
Jungkook aún no regresaba.
Jimin estaba en la cocina, con el rostro cansado y los ojos rojos de tanto llorar. El pequeño Minho dormía en el sofá, su respiración débil, su cuerpecito delgado cubierto por una manta vieja.
La casa olía a desesperación.
Jungkook era un alfa fuerte, trabajador incansable, pero la vida lo había castigado con un empleo que apenas daba para sobrevivir. Jimin, su omega, hacía milagros para estirar el dinero, pero el amor no llenaba la mesa vacía.
Cuando el médico les dijo que su hijo necesitaba un tratamiento caro para sobrevivir, el mundo se les vino abajo.
Ese fue el inicio de todo: del sacrificio, del pecado y de una historia que terminaría costándoles el alma.