hasleyainsworth
ECOS DE SOCIEDAD: Periódico Morena, Sol y Luna
(Distribuido discretamente en el Callejón Diagon y los salones de té más exclusivos)
Londres, 22 de Diciembre de 1813.
Queridos y estimados lectores:
Si pensaban que la temporada de invierno se limitaría a la habitual y tediosa exhibición de túnicas de terciopelo y matrimonios arreglados entre primos segundos, preparen sus sales aromáticas. La aburrida paz de los Sagrados Veintiocho ha muerto.
¿Y quién es el asesino? Oh, no es otro que nuestro Príncipe Dorado favorito: Lord James Potter.
Parece que al joven Vizconde, bendecido con demasiada magia y muy poco sentido común, le pareció que las leyes de la física eran sugerencias opcionales. Fuentes (muy cercanas al ponche, debo añadir) aseguran que anoche, en pleno Baile del Solsticio, el Heredero Potter cometió el pecado capital de la temporada: se quitó el guante.
Y no para batirse en duelo, queridos míos. Sino para tocar piel con piel a nada menos que a la señorita Eurídice Willow.
Sí, han leído bien. Un Áureo tocando a un Cántaro. El Fuego abrazando al Vacío.
¿Soberbia? Indudablemente. ¿Estupidez? Categóricamente. ¿El inicio de la catástrofe más deliciosa que hemos visto en décadas? Absolutamente.
Se dice que el salón se congeló. Se dice que él le dio su luz y ella le robó el aliento. Y ahora, mientras los Potter intentan silenciar los rumores con galeones y los Willow se esconden en las sombras, la pregunta que arde en todos los labios no es por qué lo hizo.
La pregunta es: ahora que han probado lo prohibido... ¿cómo pretenden dejar de hacerlo?
Tengan cuidado, mis queridos Áureos. Ajusten bien sus guantes y vigilen sus temperaturas. Porque si el intocable James Potter ha caído presa del hambre de una Paria, ninguno de ustedes está a salvo.
Esto no es un romance. Es una advertencia.
Y recuerden: lo que la piel sabe, el alma no lo olvida.
Atentamente, XOX
(Ojos que todo lo ven, pluma que todo lo cuenta).