112 (Ciento doce)
Los ángeles y los demonios jamás han podido convivir entre sí, ya sea por el hecho de que son totalmente opuestos, o por los mandados divinos que se han impuesto por ambos lados. Pero ni la magnitud de un Dios, ni el pesar de Satán pudieron impedir la conexión de lo que estaba hecho para ser.