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Existen secretos que manchan generaciones, sombras que se extienden a lo largo del tiempo y se adhieren a quienes los conocen, hasta que la mentira y la verdad se entrelazan y las líneas se difuminan, creando una realidad alterada, macabra y oscura.
Son secretos escritos entre los renglones de la historia familiar, criaturas nauseabundas que aguardan en silencio, sedientas de ser reveladas. Como heridas abiertas que suplican ser sanadas, su eco se expande y contamina todo a su paso: el pasado, el presente y el futuro.
Secretos como los de la familia Gilles, son capaces de corromper incluso el alma más pura y transformarla en un abismo del que nada, por más que lo intente, puede escapar.
En medio de esa perdición, incluso el amor se convierte en presa. No trae luz, sino una herida más. Un vínculo que debería cuidar termina por retorcerse bajo el peso del destino, ahogándose entre culpas y verdades que desgarran. Porque en esta historia, amar no te salva: te condena.