Me ignoraste durante tanto tiempo, para luego venir y decir que me amabas. Lastima que fuera un cadáver con el corazón latiendo en su pecho y tu un chico que no aceptaba ese echo.
Ella pensaba todo.
Se daba cuenta de todo.
Pero nunca decía ni una sola palabra.
Esta es la vida de Eleanor, de como aprendio a hablar, mejor dicho a comunicarse, gracias a lo que antes fue una de sus peores pesadillas.