Nuria24pv
- Reads 1,123
- Votes 130
- Parts 14
Hay hilos que no necesitan nudos para atar. Basta un roce. Un cruce de miradas. Un silencio compartido.
Lexa la miró y lo supo: ese tipo de certezas no se gritan, se sienten. Como el frío justo antes del primer beso. Como el temblor que precede a la herida.
Clarke apareció como aparecen las cosas que no se buscan: de golpe, de lleno, de frente. Y lo desordenó todo.
Con esa forma suya de sonreír que parece que te está salvando y rompiendo al mismo tiempo.
Se tocaron por primera vez bajo una luna cansada, y no dijeron nada, porque ya todo estaba dicho.
El mundo siguió girando, sí, pero un poco más lento. Como si entendiera que ahí, en ese instante, algo se estaba escribiendo en la piel del destino.
Lexa venía de guerras calladas. Clarke, de noches sin faro. Pero se encontraron.
Y en esa trinchera donde nadie las veía, se eligieron sin promesas.
Solo miradas.
Solo manos.
Solo el hilo rojo, ese que no se ve pero arde.
Clarke le besó las cicatrices como si fueran mapas. Lexa la abrazó con el miedo intacto, pero sin frenos.
Y juntas inventaron un idioma nuevo, hecho de piel, de respiraciones entrecortadas, de verdades que no necesitan explicación.
Porque el amor, cuando es de verdad, no entra por la puerta. Se cuela por las grietas.
Y ahí siguen, en su rincón del mundo, donde el dolor no desaparece pero se vuelve más suave.
Donde el hilo rojo ya no es una leyenda, sino una línea que tiembla entre sus dedos cada vez que se eligen