"Fui a verlo." Cato se da vuelta para mirarlo de reojo. "A Jack." "Lo sé," responde Daniel. "Me lo dijo." "Me dijo que daría la vida por mí," dice, frunciendo el ceño. Quiere largarse a reír, pero no lo hace. "Suena estúpido, ¿no crees? Una persona te trata mal toda su vida y darías la vida por ella, sólo porque la quieres." "Bueno, así funciona, ¿no?" Daniel curva sus labios y ladea su cabeza. Siempre hacía eso. Como si no le sorprendiera nada. Como si estuviera abierto a que pase cualquier cosa; abrazándola con cariño. Era tan transparente como el agua que se podía apreciar desde arriba del puente. "Acéptalo y ya." "No merezco eso," responde Cato. Daniel tarda en hablar de nuevo, con sus cabellos castaños moviéndose por la ligera brisa del atardecer. Cuando abre la boca, lo único que escucha Cato son las palabras que él había tenido como castigo por toda su vida, pero ahora, no sonaban como si fueran algo malo. "No importa." ㅤ Cato, un adolescente con problemas para relacionarse con el mundo, se da cuenta de que no puede retener más la culpa que se encuentra en su interior... hasta que Daniel, un chico sincero que no tiene miedo de decir las cosas a la cara, le enseña cómo vivir.

El amor es un camino largo que todos debemos pasar, incluso los que no creen en él. Puede que uno se dé cuenta al instante, pero el miedo es el que invade en esta situación. También hay obstáculos en ese camino, como son los malentendidos, confusiones y peleas. Aunque eso no es algo por lo que uno se deba preocupar, si es que no has confesado ese amor hacia esa persona, y es ahí donde viene el arrepentimiento. Un ejemplo: cuando te enamoras de alguien que te molesta todo el tiempo y que te regañe como si fuera una madre, pero nunca tuviste el atrevimiento de decir lo que sientes y pierdes las oportunidades que la vida te da, hasta que se va para siempre de tu vida. Pues les contare la historia de un chico popular que se enamora de una chica que tal vez nunca más la vuelva a ver.