Daella Targaryen. La primogénita del principe Daemon y su esposa Rhea Royce. Al principio Daemon la había considerado una desgracia , pero cuando Rhea Royce murió dando a luz a la princesa. Esta se convirtió en su salvación. Así podría casarse con Rhaenyra. Daella era muy parecida a Daemon y casi siempre su carácter chocaba entre sí. Viserys se divertía al ver como Daella se había convertido en el Karma de Daemon. La princesa de cabellos dorados era sin duda lo mejor que le había pasado al reino. Era divertida , alegre y espontánea. Así como también tenía un carácter de los siete infiernos y no le gustaba que pusieran a prueba su paciencia. Casi siempre se escapaba de los adultos para hacer travesuras con sus hermanas. Daella comenzó a tener sentimientos encontrados hacia alguien a quien su padre no aceptaba. Ella estaba dispuesta a desafiar a todo poniente con tal de estar con él. Eso era lo de menos.

-Esto tiene que ser una broma... -Dije con un fastidio notorio- Habría preferido que fueras un caminante... -No puede ser cierto, tú no puedes estar delante de mí... -dijo completamente confundido- Solté una pequeña risa cargada de prepotencia. El destino debía de estar divirtiéndose mucho conmigo, porque no paraba de hacerme jugarretas como esta. Me fijé en su aspecto, sabía que en su cabeza él hacía exactamente lo mismo que yo, nos analizábamos. Tenía el cabello más corto que la última vez que nos habíamos visto las caras, sus brazos seguían igual de fuertes, y sus ojos igual de azules. -¿Es que acaso os conocéis? -preguntó una voz. En cuanto hizo la pregunta, mantuve mi aspecto erguido, dominante, fuerte. Levanté el mentón para mirarlo directamente a los ojos.