Yui Kodai, a sus apenas catorce años, tomó una decisión que sorprendió incluso a sus propios padres: quería vivir sola. Al principio, ellos se negaron. ¿Cómo dejar que su hija, tranquila y de pocas palabras, se enfrentara a la vida adulta tan pronto? Pero la insistencia de Yui fue firme, y finalmente aceptaron, aunque no sin preocupaciones. Así llegó a Musutafu, ciudad donde se encontraba la prestigiosa Academia U.A., la cuna de futuros héroes. Ahí, Yui decidió forjar su propio camino para convertirse en una heroína ejemplar. Sin embargo, los meses pasaron, y la distancia encendió la duda en sus padres: ¿estaría comiendo bien? ¿mantendría ordenado su hogar? ¿o viviría entre la basura, como ellos temían? Movidos por esa inquietud, contrataron a un joven recomendado como limpiador. Alguien que, decían, era detallista, disciplinado y jamás mezclaba sus asuntos personales con el trabajo. Su nombre: Izuku Midoriya. Y lo que comenzó como un simple contrato de limpieza estaba a punto de transformar la vida de Yui para siempre.

En un mundo donde los héroes son estrellas y los débiles solo cuentan si salen en la portada, Izuku Midoriya nació sin nada: ni don, ni fama, ni esperanza. Pero cuando fue raptado por un laboratorio clandestino y usado como sujeto de pruebas para un quirk prohibido, algo en él despertó... algo carmesí. Ahora, porta en sus venas el poder de manipular su propia sangre como arma, escudo y maldición. Su cuerpo se rompe, pero su voluntad jamás. Su alma se retuerce, pero su propósito es claro: proteger a los que el sistema olvidó. No es un héroe, ni quiere serlo. No sonríe para las cámaras, ni firma autógrafos. Solo aparece cuando la oscuridad se siente más fría... cuando el dolor ya no se escucha... y cuando el miedo ya dejó de gritar. Para algunos, es un monstruo. Para otros, un ángel hecho trizas. Para una niña que solo quiere vivir... es todo lo que el mundo debería haber sido. Mientras las ligas de villanos se multiplican, y los héroes de cartón posan en televisión, Izuku camina entre callejones y pecados, con la sangre chorreando entre los dedos y los ojos rojos de rabia, dispuesto a ensuciarse las manos para que otros no tengan que hacerlo. Porque si el mundo es una herida abierta... él será el vendaje que arde.

En un mundo donde los quirks definen el destino, Izuku Midoriya nació con una carta imposible: Su quirk, Royal Deck, le permite invocar cartas vivas, cada una con un efecto distinto: ataque, defensa, estrategia o soporte. Pero lo que parecía un juego, pronto revela su verdadero rostro. A medida que avanza en la U.A., Izuku descubre que su baraja no está completa. Existen Cartas Fracturadas, corrompidas por el desgaste... Y otras, aún peores, selladas en lo más profundo de su alma: las Cartas Negras. Con ellas viene algo más. Una presencia. Una risa que no es la suya. Cuando un nuevo villano se aparece... su propia mente, pues esta juega un partido muy importante en manipular a su propio cuerpo. Pero todo poder tiene un precio... Y hay cartas que nunca debieron jugarse. "El juego comenzó... y el comodín no es quien tú crees."

entre los peces grandes surge la necesidad de cruzar para pactar una paz.

izuku midoriya, a los 4 años desarrollo un quirk único y especial, pues su quirk se basaba en el control total de su sangre, el simple hecho de controlar sus glóbulos rojos lo hacía peligroso como poderoso. ¿como podría ser izuku un héroe protegiedo a su hermano?

a demon

-¿Sabes, Mitsuri? ¿Te acuerdas de ese bar medio moderno al que fuimos? Bueno... resulta que un cantinero me salvó la vida. Literal. -Asiente con cara de "sí, ya sé" -Y desde entonces no puedo dejar de pensar en él. ¡Tiene algo! ¿Y si... me enamoré de un cantinero?!