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A plena luz del día, el robo del siglo ocurrió.
El KB Kookmin Bank fue robado sin disparos, sin caos y sin dejar rastro... excepto por una imagen: un hombre de negro, rostro cubierto y unos ojos tan feroces como conscientes, mirando directo a la cámara antes de guiñar.
No fue una burla.
Fue una invitación.
Cuando el caso cae en manos del detective Jeon Jungkook, un alfa honorable con una vida aparentemente perfecta, comienza una persecución obsesiva que lo arrastrará más allá del deber, del matrimonio... y de sí mismo.
Porque algunos criminales no buscan escapar.
Buscan ser encontrados.