Desordenaste mi vida
-¿Qué tanto miras? -A tí. -Ah, ¿sí? -Sí... Estás rojísima. -Pues no me mires, idiota. Realmente no sé cuándo sucedió, que mi mundo se puso patas arribas. Sólo sucedió. Pero había un porqué. O mejor dicho alguien que me removió cielo y tierra. Todo era rutina, orden, y hasta perfección en mi vida. Pero él vino...