Plan A o Plan B? Ayla Fuentes tiene dieciséis años y está decidida a cambiar su vida. Después de un castigo en casa y sin el apoyo de sus hermanos, decide buscar un trabajo para demostrar que puede valerse por sí misma. Su experiencia cuidando niños parece ser su única carta, hasta que responde a un anuncio inesperado. Tim Jones es un empresario de veintitrés años, fiestero y dueño de una vida descontrolada... hasta que dos pequeñas lo ponen de cabeza. Elise, de dos años, y la recién nacida Kaylani, son su mundo, aunque no sabe cómo manejarlo. La llegada de Ayla como niñera no solo complicará su rutina, sino que abrirá la puerta a algo que ninguno de los dos esperaba. Entre pañales, berrinches y noches sin dormir, Ayla y Tim deberán decidir si su plan A era realmente el correcto... o si el plan B será la oportunidad que cambie todo.

Dónde una chica autista enfocada en sus estudios y cero interesa en el amor, claro, amenos que sea para su hoski, hace un amigo en la biblioteca. Ó Dónde un chico con el corazón roto y melancólico, y con cero interés en el amor, hace la amistad más pura que alguna vez podría tener, dándose cuenta que el amor real no lastima y que puede llegar cuando menos te lo esperes, Ó Dónde dos almas gemelas se encuentran y demuestran que el amor de cuento de hadas si existe. Amor a primera vista no es, Una amistad de la nada saldrá Y en amor se transformará, Con paciencia y dedicación, Los dos aprenderán del otro a amar de verdad, Y en amor eterno lo harán. Nada, ni nadie, podra de derrumbar Lo que con años de paz y confianza Han de crear.

En el amor hay dos cosas: cuerpos y palabras. Secuela de Happiness is a Butterfly

Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado. ¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo. Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.

Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc

Estoy rota bebé, nadie puede arreglarme... solo tu

Anteriormente: 𝑳𝒐𝒏𝒆𝒍𝒚 𝒃𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕𝒔 Amalia ha pasado su eternidad huyendo. Primero de los horrores de la guerra en México, luego de los Volturi, y finalmente de su propio pasado. Su vida como nómada la ha mantenido en las sombras, lejos de alianzas y peligros... hasta que un encuentro fortuito con los Denali la obliga a detenerse y enfrentar lo que dejó atrás. Mientras intenta adaptarse a su nueva vida, un nombre resurge entre sus recuerdos: Jasper. El vampiro que una vez fue su compañero, su refugio... y su mayor herida. Él la creyó perdida, ella se negó a buscarlo. Pero el destino parece tener otros planes. Con una amenaza acechando desde las sombras y viejas heridas aún abiertas, Amalia deberá decidir si sigue huyendo o finalmente enfrenta el pasado que tanto teme. Porque en el mundo de los inmortales, el tiempo no borra los lazos... solo los oculta.

Cassandra ha dedicado su vida a su exitosa empresa de arte, pero su mayor anhelo siempre ha sido ser madre. Después de mucho pensarlo, decide someterse a una fecundación in vitro en una prestigiosa clínica de fertilidad. Lo que nunca imagina es que el donante anónimo que seleccionaron para su procedimiento es, en realidad, George Russell, piloto de Mercedes en la Fórmula 1. Años atrás, una expareja de George había intentado concebir con él en la misma clínica, y aunque el procedimiento no resultó, su muestra de esperma quedó almacenada. Sin saberlo, ese material genético fue utilizado para el embarazo de Cassandra. Cuando George descubre la existencia de su hijo, busca desesperadamente conocerlo y formar parte de su vida. Sin embargo, Cassandra, temerosa de que un hombre con una vida tan arriesgada y volátil quiera reclamar derechos sobre su hijo, le prohíbe cualquier contacto. Pero el destino es caprichoso y no tarda en dar un giro inesperado. Una circunstancia inesperada los obligará a enfrentarse cara a cara, a replantearse lo que creen correcto y, sobre todo, a descubrir que a veces, lo que más nos resistimos a aceptar es lo que realmente necesitamos.

A veces pienso en cuántas veces me abrazó sin saber que ya era mío.

-Becca, tenemos que hablar -dijo apenas estuvo a unos pasos, con esa voz baja, dulce, la que solo usaba conmigo cuando quería que lo escuchara bien- tengo algo que contarte, quiero que tú seas la primera en saberlo. Sentí cómo la piel de mis brazos se tensaba, como cuando sabes que viene una tormenta y que no hay forma de refugiarte a tiempo, intenté sonreír, pero me salió una mueca tan triste que incluso él frunció el ceño por un segundo. -Dime, Charlie... ¿qué pasa? Tomó mis manos, las dos, como tantas veces antes, como cuando lo consolaba por perder una pole, como cuando celebramos su primer podio o como cuando lloró por Charlotte, sus manos eran cálidas, familiares, peligrosas. -Me casaré con ella, Becca -soltó de golpe, como si las palabras ya no supieran esperar- creo que la amo y quería pedirte que estés ahí... El mundo se me desmoronó tan fuerte que por un segundo pensé que me iba a desmayar, no he sido una mujer dramática nunca, pero sentí... dolor físico, real, punzante, como si algo dentro de mí se hubiese roto de manera irreversible. Creo que todos lo escucharon en el paddock, el sonido de mi corazón partiéndose en mil pedazos. Mis ojos se llenaron de lágrimas antes de que pudiera detenerlas, no, por favor, no aquí, no frente a él. Tragué saliva y asentí, obligándome a sostener su mirada. -Cla... claro, Charles, lo que sea por mi mejor amigo. Mi mejor amigo, qué espantoso sonaba eso en ese momento. Charles sonrió, satisfecho, feliz, ilusionado con un futuro que no me incluía, me abrazó fuerte, un abrazo cálido de esos que siempre me habían gustado, pero esta vez... esta vez dolió, dolió desear con todo lo que era ser yo la mujer que llegara al altar con él. Ojalá nunca me hubieras gustado, pensé mientras inhalaba su perfume.