Oh, cuánto deseaba verla en ese momento. Verla y abrazarla tan cerca de él como siempre lo habían hecho. Abrazarla más para su propia satisfacción que cualquier otra cosa. Abrazarla y pensar que quizás, solo por ese momento, ella podía ser suya. Únicamente suya. Pero él sabía que no era así. Atem sabía que Mana no era suya, ni de nadie. Mana era libre y él, como una de las personas más cercanas -si no la más -, tenía que aceptarlo. YGO! DUEL MONSTERS - AU