En Calípolis, los dioses conviven con la población humana en el día a día, encargándose de los puestos de mayor relevancia y tomando las decisiones legislativas, ejecutivas y judiciales en el ámbito mundial, sometiendo a la población a través de sus poderes sobrenaturales. No obstante, su lujuria desmedida provocó que comenzaran a aparecer miles de hijos bastardos de sangre divina que poseían los susodichos poderes. A pesar de que intentaron erradicarlos en un primer momento, bautizándolos como "hijos de la decadencia" a ojos de la opinión pública, no consiguieron cazarlos a todos. Ahora, estos humanos sobrenaturales junto a dioses que están en contra de la opresión ejercida por sus iguales comienzan una cruenta revolución.