Desde el momento en que puse un pie en el pasillo principal de la escuela, supe que algo iba a cambiar. Todos hablaban en voz baja, miraban hacia un lado, hacia el otro... hasta que lo vi. Javon Walton. Javon era el malote de la escuela. Ese chico con esa mirada fría que parecía que podía atravesarte con solo una sola mirada. Era el tipo de persona que imponía respeto y miedo a partes iguales, pero también despertaba una tensión extraña en el aire. Su fama no era casual: problemas con profesores, peleas en los pasillos, rumores de que estaba metido en negocios turbios... y claro, los celos no tardaban en aparecer, porque a Javon nadie le quitaba lo suyo. Javon no estaba solo. Tenía a su hermana Jaila, que para mí era mucho más que eso: era mi mejor amiga. Ella era la luz que suavizaba ese lado oscuro que parecía rodear a su hermano. También estaban sus otros hermanos: Jaden, el gemelo de Javon, y el pequeño Daleo. Su madre, Jessica, y su padre, DJ, eran la típica pareja poderosa que mantenía el control en la sombra, siempre vigilando a sus hijos con ojos de halcón. En cambio, mi vida era más sencilla. Mi padre, José, y mi madre, Lucía, siempre me habían enseñado a ser amable, a no juzgar sin conocer. Pero claro, nada me había preparado para la tormenta que iba a ser Javon.

Cuando Ema Duarte lo pierde todo, arrastra a sus dos hijas de la alta sociedad al corazón de una ciudad que no perdona. Alma, la mayor, se ve obligada a sobrevivir entre el orgullo de su madre, los secretos del pasado y un hombre cuya mirada la desafía tanto como la destruye. Entre el amor y la traición, entre la ambición y la dignidad... Las sombras de mi madre apenas comienzan a revelarse.